miércoles, 15 de septiembre de 2010

Dormida marea

Te gustaría que yo fuera más serena,
divina y sometida,

acaso
una virgen enferma
en  perdidas
laderas.

Me conoces.

La noche es una loba negra
y extiende sobre mí
su crin cómplice,


el ímpetu desgañita
las ansias
de esquilmar la tierra.


La  mar es ancha perla
desvestida y sola

soy su dormida marea,

pero mi sangre se agolpa como esa loba
voluptuosa espuma
desnuda bajo la sombra,

luna 
cadenciosa que ilumina 
la selva,
gineceo mío
que desboca y alborota.

Brilla el muslo que besas,
y yo hilo en el huso
tu sombra. 




1 comentario:

Anónimo dijo...

Si, serena, como el rocío previo al pasional marino escarceo ,

divina y sometida, reveladora tenaz en sus labios
hallada por mí en tus laderas.

Sé de ti, indelebles te desnudas en el verso.

Tus ahullidos de loba encendida ejerciendo los deseos.

Complices, sicaria y secuaz.
Sabes esquilmar la noche amante.
Ansío tu oleada inmensa
la que se agolpa en el pubis costero.
Te desbocas, me alboroto
en tus sostenedores muslos
pilares donde atraca la libidinosa embarcación.