Tu noche tibia se anida en mis brazos
yo te palpo, te busco y te beso
en mis ropas modestas te abrigo,
yo doncella, tú carnívoro, hambriento.
Cuánto un día ha juntado el laberinto
muchacho mío cansino en el cielo
me has llevado a cerrar el postigo
y he caído ingenua en tu pecho.
Maravillosa es tu voz de verdad,
pues nací con bozal y mentí
bracearé hasta ti, de ti quiero morir.
La voz del murciélago sólo es la luz
acerca el quinqué a mi pubis febril
que no he de temer embriagarme de ti
No hay comentarios:
Publicar un comentario